Y u Y a l
Cristina Macjus
Cecilia Afonso Esteves
Cosas que nos van creciendo
Cecilia Afonso Esteves
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24.4.17
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“La jardinera” comenzará a publicarse en la revista Aquelarre, publicación digital de la Maestría en Literatura para niños de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
7.10.16
13.6.16
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Durante los últimos meses distintos blogs e instituciones dedicadas a la literatura infantil recomendaron Redondelas. ¡Muchas gracias!
Oda al círculo
Nos recomienda el blog de literatura infantil Donde viven los monstruos:
"Con una serie de escenas dinámicas pero cargadas de gran quietud, esta exquisita obra es una reflexión gráfica sobre el círculo y su capacidad para desvelar las historias que se esconden en su curvatura".
Lectors menut
Nos recomiendan en catalán, desde el programa de radio de la biblioteca municipal de Vilanova i la Geltrú.
Comiqueros
Los del club de lectura de comics de la Biblioteca Tecla Sala LH, Barcelona, nos recomiendan desde su boletín Comic Fórum.
Redondelas, para leer con tijeras
El blog de Azucena García, maestra y bibliotecaria de Málaga.
La paleta de colores enamora
El blog de Laura, mamá de Mirella y Serena.
31.3.16
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El sábado 9 de abril vamos a dar un taller de historietas para niños, en la librería Corre como el viento. La Lucila. Buenos Aires
+ información: correcomoelvientotienda@gmail.com
2.12.15
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Nos escribió Agustina, desde Alcaniz, España, para mostrarnos el trabajo que está haciendo con sus alumnos a partir del libro Redondelas. ¡Qué alegría!
Dice:
"La actividad no perseguía copiar el estilo de las ilustraciones pero sí quedarnos con lo esencial: narrar de forma visual pequeñas historias a partir de personajes que contuviesen el círculo en su diseño. No fuimos muy ortodoxos, el círculo mutó en tantos personajes como grupos se formaron para trabajar la actividad y comenzamos a ver que contar una historia sin palabras no es nada fácil. La síntesis visual, el tamaño de las figuras y los colores eran los únicos elementos con los que podíamos trabajar. Trabajamos con lo mínimo para conseguir estas historias mínimas."
Aquí pueden verlas: https://conluzybits.wordpress.com/2015/11/29/historias-minimas/
Dice:
"La actividad no perseguía copiar el estilo de las ilustraciones pero sí quedarnos con lo esencial: narrar de forma visual pequeñas historias a partir de personajes que contuviesen el círculo en su diseño. No fuimos muy ortodoxos, el círculo mutó en tantos personajes como grupos se formaron para trabajar la actividad y comenzamos a ver que contar una historia sin palabras no es nada fácil. La síntesis visual, el tamaño de las figuras y los colores eran los únicos elementos con los que podíamos trabajar. Trabajamos con lo mínimo para conseguir estas historias mínimas."
Aquí pueden verlas: https://conluzybits.wordpress.com/2015/11/29/historias-minimas/
23.11.15
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Imágenes del taller de poesía e historieta “Redondelas”, que dimos en FILBITA (Festival internacional de literatura para niños).
Domingo 15 de noviembre. Centro Cultural del Sur. Buenos Aires.
Domingo 15 de noviembre. Centro Cultural del Sur. Buenos Aires.
8.11.15
12.4.15
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¡Nuevo!
Libro de historietas: Redondelas
Guión: Cristina Macjus
Ilustración: Cecilia Afonso Esteves
Editorial: Sallybooks. España.
Enlace a la web de la editorial.
Texto de contratapa: “Pequeñas historias sobre plantas y animales. El juego consiste en descubrir personajes hechos con círculos de papel y con las formas que un círculo partido o multiplicado permite. Un jardín diminuto, una mirada poética que se detiene en la naturaleza, los detalles y los silencios.”
21.9.14
7.5.14
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Nuestras historietas hechas con círculos de papel se publicarán en España este año, en una colección de comics para niños.
¡Albricias!
4.8.13
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Los limones, en el árbol, ya están del más puro amarillo limón. Cuando las frutas no están en cajones, están vivas. ¿No es eso algo maravilloso? Comer cosas vivas es doloroso y bello. Tengo ganas de colgar guirnaldas de frutas por todos lados. Una vez, en Perú, vi una iglesia pintada con frutas tropicales.
Cristina
27.7.13
3.7.13
2.7.13
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Están floreciendo las caléndulas y las vincas, unos molinitos violetas que cuando son pimpollos se parecen a vos.
Las lavandas están floreciendo también.
Los prunus tienen yemas bordó… parece que quemaran.
Los bulbos no florecieron aún, pero ya están las hojas como bonetes asomadas. Son narcisos, jacintos y lirios surgiendo como risas.
Muchas plantas están largando ahora las semillas.
Y los cipreses llenos de sus bolitas doradas.
Hoy comí papa-del-aire que el hortelano me trajo de regalo.
Adentro, en el jardín de invierno, tengo una columnea que es una planta que da pececitos.
Las lavandas están floreciendo también.
Los prunus tienen yemas bordó… parece que quemaran.
Los bulbos no florecieron aún, pero ya están las hojas como bonetes asomadas. Son narcisos, jacintos y lirios surgiendo como risas.
Muchas plantas están largando ahora las semillas.
Y los cipreses llenos de sus bolitas doradas.
Hoy comí papa-del-aire que el hortelano me trajo de regalo.
Adentro, en el jardín de invierno, tengo una columnea que es una planta que da pececitos.
Cecilia
27.6.13
26.6.13
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Cecilia
“Lo inútil y lo fútil abren en nuestra vida real espacios de estética humilde”Fernando Pessoa
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Estaba en la Reserva mirando las plantas acuáticas que cubren la laguna. Hacía rato que las estaba mirando. Y entonces, de entre toda la extensa superficie posible, justo ahí, delante mío, se asoma un ojo. Me mira. Sube un poco más y es media cabeza de tortuga que se toma su tiempo y me observa sin parpadear. Después, nada más, se hunde, el tapiz de plantas se cierra y yo me quedo paralizada, boba, feliz, sintiendo que es cierto que la mirada del otro nos construye y todo eso. Ahí estoy yo, rotunda, entera, bien encristinada, todos mis contornos definidos por la mirada de una tortuga.
Cristina
5.6.13
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Publicado en Revista Maipue. N°23 (Primavera –Verano 2012)
Texto: Cristina
Ilustraciones: Cecilia
4.6.13
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Me traje una echeveria junto a la computadora. Tiene eso de las suculentas, ir de a poco, y las hojas carnosas que preservan cosas allá adentro, cosas que yo querría tener, y también la textura y el brillo de la piel de las elefantas o de las mujeres desnudas y portentosas que pintaban los clásicos.
Cristina
26.5.13
13.5.13
12.5.13
9.5.13
6.5.13
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Materials
Fishing rod (or a beautiful stick)
Blue sewing thread
Small paper fish
Echeveria elegans
Invisible sprinkling can
Good luck
Step one
Walk around the neighborhood and find a puddle. If you find a lake, much better, elephants grow bigger in bigger spaces.
Step two
Plant the beautiful stick or the fishing rod in the soil. Water it. Use the invisible sprinkling can.
Step three
Tide the Echeveria elegans in one end of the blue sewing thread. Plant the Echeveria elegans in the soil. Do not water the Echeveria elegans, it´s a plant that doesn´t like drinking too much water. Check that the root stays very tight in the soil, this is very important. You can do this by pulling the sewing thread. If the Echeveria elegans still remains in the soil, this means that it is well planted. What a good gardener you are!
Step four
Put the paper fish in one pocket. Hold the other end of the sewing thread in one hand. Immerse yourself in the puddle or in the lake. Dive. Remember your favorite song. Sing it loud. Do you sound as a wale already? Good! Elephants love whales, they used to live in the same place millions of years ago, either they have the same ancestor or something like that, whatever, you are fishing now, if you are curious you can google it later, but don´t stop singing if you still want to fish an elephant.
Step five
Keep singing. If you are getting bored, you were not born to fish, nor to be a singer. But you can entertain yourself releasing the paper fish and watching it swim.
Step six
When you hear an elephant singing back, it means you are close to fish one. Keep singing and you´ll see. When that happens, you both can return to the surface together because you still have the sewing thread in your hand. Elephants love tender fishing rod outbreaks, invite the elephant to savor some of your own harvest.
Remember: a good fisher may sometimes not fish. If this is happening to you right now, we wish you good luck!
Texto. Cristina
Imagen: Cecilia
Imagen: Cecilia
5.5.13
1.5.13
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Tengo un herbario
desparramado
entre mis libros.
Releo.
Encuentro
pétalos de amapola
tenues, translúcidos
de la sustancia
indefinible
de los barriletes
y las aguavivas.
Texto. Cristina
Imagen: Cecilia
Texto inspirado en la imagen.
30.4.13
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Hierba mala
que él arranca
porque madura
en su centro
alfileres
que prende
pequeña costurerita
en la ropa
de los que pasan
y no se quedan.
Texto. Cristina
Imagen: Cecilia
Imagen: Cecilia
Texto inspirado en la imagen.
23.4.13
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Redondelas
Historietas para niños hechas con los círculos de papel que descarta una agujereadora. Nos interesan las pequeñas historias, las plantas, los detalles y los silencios.
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Panadero.
Esperando el soplido
que me fragmente.
Texto. Cristina
Imagen: Cecilia
Imagen: Cecilia
Texto e imagen que se encontraron.
22.4.13
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Abrojos y alitas
Cuando están maduras, las semillas deben desprenderse de la planta madre y viajar buscando un lugar adecuado donde crecer. Para eso idearon las formas y estrategias más sorprendentes.
Las semillas son como naves. Transportan un embrión y una reserva de comida para que el bebito pueda alimentarse los primeros días de germinación, antes de que le crezca su propia raíz. Cuando se desprenden de la madre, deben buscar un sitio adecuado donde instalarse. Para eso cada una ha diseñado una nave que aproveche los recursos de su entorno. Hay muchas formas de trasporte, una más ingeniosa que la otra. Acá van algunas:
Con alas
Utilizan el viento para desplazarse. Para eso tienen apéndices que les permiten flotar en las corrientes y planear durante el descenso. Así son las semillas de pino, de jacarandá, de tilo y de fresno, entre muchas otras. Hay una gran variedad de formas de alas y métodos de vuelo. Existen semillas con un ala, otras con dos y no faltan las que tienen varias alas que les permiten rotar en el aire.
Con paracaídas
Como las semillas del diente de león. Estos plumeros peludos no sólo les permiten a algunas especies desplazarse con el viento, sino también, depositarse en el suelo con mucha elegancia y en una posición que ayuda a su germinación. Mientras que una semilla normalita cae cerca de su mamá, las que tienen paracaídas pueden alejarse varios metros. Así consiguen terrenos con más espacio para crecer que si cayeran junto a sus hermanas y tuvieran que desarrollarse compitiendo por la luz y los nutrientes.
Volando como el polvo
Son tan chiquitas que basta que sople un viento para que se dispersen por el aire. Por ejemplo las semillas de orquídeas. Es un método de transporte económico, la planta no tiene que gastar energías fabricando alas. Pero tiene una contra. Toda semilla lleva adentro un embrión y un poco de comida para que el bebito se alimente en los primeros días de germinación. Para poder volar como polvo estas semillas tienen que ser muy pequeñas, por lo tanto, no pueden llevar mucha comida, incluso ninguna. Por eso algunas son capaces de tomar el alimento de otras plantas, por ejemplo de los exudados de las raíces de vegetales ya crecidos. Aún así, deben tener mucha puntería y caer en el lugar adecuado. Lo que la planta madre se ahorra en el tamaño de sus semillas, debe gastarlo en cantidad: necesita producir muchas para asegurarse que algunas llegarán a destino.
Con abrojo
Tienen ganchos, espinas o sistemas parecidos al velcro. Otras son pegajosas. Se adhieren, testarudas, al pelaje de los animales. Así pueden viajar gratis sobre especies que tienen patas. Y no sólo eso. También, algunas muy ingeniosas, pueden aferrarse a los pájaros, y así volar aún cuando no cuentan con alas. Pueden estar varios días agarradas a un animal. Cuanto más tiempo duren, más lejos llegan.
Sabrosas
Se cubren con una capa nutritiva y esperan que un animal se las coma. Así viajan dentro de un estómago. Llegan a destino cuando el animal hace caca, algo que puede ser apestoso para un humano, pero que es muy interesante para una semilla porque le aporta abono. No muchas pueden transportarse de esta manera. Y aquí viene la desventaja del método: la planta madre debe gastar mucha energía en producir semillas bien duras, que sean capaces de resistir los jugos gástricos del estómago de un animal.
Viajando en hormiga
Hay semillas que generan estrategias para atraer a las hormigas, como protuberancias de tejido sabroso. Las hormigas las recolectan, las llevan a sus nidos, se comen lo rico y descartan el resto. Así las semillas consiguen varios beneficios: quedan plantadas bajo tierra, en un lugar abonado (los hormigueros suelen tener basureros, que no son otra cosa que ricos montoncitos de abono para las semillas), en una cueva protegida de otros insectos (porque no hay bicho que se anime a entrar en un hormiguero).
Con flotador
Generan espacios huecos en el interior, llenos de aire, que les permiten flotar. O están formadas por un tejido parecido a la esponja o al corcho. También hay algunas que simplemente son tan livianas que flotan. Un ejemplo es el coco, ese que se compra en la verdulería y con el que se hacen tan ricas golosinas. Es puro vacío, y flota. Hay quien dice que se han encontrado cocos que viajaron de un continente a otro.
Texto: Cristina
Ilustraciones: Cecilia
21.4.13
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Bolitas de barro
Muchas semillas son pequeñas y frágiles. ¿Querés mimarlas y protegerlas con un método original? Armá huevitos de barro que las resguarden de las alimañas y ¡salí a sembrar tus plantas preferidas por el campo!
Luego de años de contemplación de la naturaleza, un sembrador japonés llamado Masanobu Fukuoka creó un diseño sencillo para proteger a las semillas más indefensas: bolitas de tierra. Cubrió las semillas con una capa de arcilla, amasó pelotitas y las dejó rodar por los campos. De esta forma los pájaros u otros animales no se las comieron, y los rayos del sol no las lastimaron.
Este método es muy querido por los agricultores amigables con el medio ambiente porque no utiliza grandes máquinas, no lastima la tierra con arados ni con palas. Las bolitas no necesitan ser enterradas, basta apoyarlas en el suelo. Las lluvias las deshacen y las semillas germinan.
También sirve para reforestar con semillas de árboles autóctonos en los terrenos dañados por el hombre.
Construí tus huevitos así:
-Mezclá arcilla con un poco de abono. Las cantidades para lograr una buena masa varían según cómo sea la arcilla de la zona donde vivís. Pueden ser cuatro o cinco cucharadas de arcilla por una o dos de compost (o estiércol, o humus).
-Amasá. Agregá agua si fuera necesario.
-Si querés ahuyentar posibles insectos condimentá la masa con pimienta o tomillo, que son repelentes naturales.
-Envolvé las semillas con un poco de masa. Moldeá bolitas de dos o tres centímetros.
-Una bolita puede contener una o varias semillas.
-Los granjeros suelen colocar semillas de distintas especies que son amigas y que se ayudarán entre sí cuando crecen. Por ejemplo, colocan trébol junto con cereales porque el trébol germina más rápido y crea una capa fina que protege el suelo de la luz, impidiendo la germinación de malas hierbas que estén en el suelo. Así los brotes de las semillas de cereales crecen tranquilos y a la sombrita.
-Dejá secar las bolitas en un lugar ventilado.
-Es un método muy utilizado para reforestaciones de terrenos dañados por el hombre. Si querés armar tus bolitas y salir a reforestar, tenés que tener en cuenta algo muy importante: las semillas deben ser de plantas autóctonas de la región donde vivís.
- Este método se llama “nendo dango”. Podés buscar más información en internet.
-Observá la anturaleza. Practicá. Lográ tu propia mezcla de semillas. Imaginate nuevos métodos y naves para proteger a tus semillas.
Texto: Cristina
Ilustraciones: Cecilia
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